Carta a Richard Cohen. Comprender y sanar la gilipollez

Quizá te preguntes por qué te escribo. Te he conocido hoy porque has sido la estrella de las redes sociales. Supongo que tu editor tarde o temprano te dirá que en España El Corte Inglés ha retirado de la venta tu libro COMPRENDER Y SANAR LA HOMOSEXUALIDAD. En él tratas la homosexualidad como una enfermedad, pero tengo la impresión que el colectivo gay no está muy contento contigo. De hecho, están muy enfadados ya que no se consideran enfermos y, en consecuencia, tu terapia carece de sentido . No voy a intentar convencerte de que la homosexualidad no es ninguna patología. Sin embargo, me gustaría que recordases lo que explicas en tu libro:

“No hay nada gay (alegre) en el estilo de vida homosexual. Está lleno de tristezas y, muy a menudo, consiste en una búsqueda interminable de amor a través de relaciones de co-dependencia.

En la medida en que representan un IMPULSO PARA CURAR NECESIDADES DE AMOR NO SATISFECHAS, las atracciones hacia las personas del mismo sexo no son algo malo. Pero el estilo de vida homosexual es FRUSTRANTE: la persona no se identifica con su propia masculinidad o con su feminidad y desesperadamente intenta cubrir ese déficit uniéndose a otra persona de su mismo sexo (…).

Sentía una atracción sexual hacia los hombres. La gente me decía que yo había nacido así y que el pensamiento de cambiar resultaba inviable, y que terapéuticamente era contraproducente. ¡Ni hablar! (…). Cualquiera puede conseguir lo que anhela, si tiene un DESEO ARDIENTE, elabora un PLAN, obtiene APOYO DE OTROS y se LANZA A ELLO. He podido aconsejar a muchos hombres, mujeres y adolescentes sobre cómo salir de la homosexualidad porque yo mismo NO escuché a los que me decían: “Sé honrado contigo mismo: tú naciste así. Acéptalo”.

Envidio tu fuerza de voluntad. Tienes un don. Además, no te falta razón cuando dices que el estilo de vida homosexual es frustrante. Porque estoy seguro que Alejandro Magno, Aristóteles, Arthur Rimbaud, Francis Bacon, Jean Cocteau, Leonardo da Vinci, Luchino Visconti, Marcel Proust, Miguel Ángel Buonarroti, Caravaggio, Michel Foucault, Oscar Wilde, Paul Verlaine, Tcahikovsky, Rainer Werner Fassbinder, Rudolf Nureyev, Truman Capote, Terenci Moix o Gil de Biedma sufrieron un estilo de vida tan frustrante que les impidió llevar a cabo cualquier tipo de obra artística, filosófica o literaria. Debió ser realmente castradora para ellos esa malsana inclinación por el mismo sexo. Y es que la homosexualidad los recluyó en el anonimato. Nadie sabe quiénes fueron.

Pero, repito, no te escribo para rebatir tus teorías. Te hago llegar esta carta porque, en la misma línea que tú, quiero escribir un libro y que me hagas el honor de prologarlo. Se titulará COMPRENDER Y SANAR LA GILIPOLLEZ. Me he dado cuenta de que la gilipollez es una auténtica enfermedad social. A ella se adscriben el racismo, la intolerancia, el machismo… y también la homofobia. He leído en tu texto que “cualquiera puede conseguir lo que anhela, si tiene un DESEO ARDIENTE, elabora un PLAN, obtiene APOYO DE OTROS y se LANZA A ELLO”. Mi deseo ardiente es escribir un libro de autoayuda que fomente la reducción de la tasa de gilipollas de este mundo. El plan es que llegue a muchas personas. Para ello necesito tu apoyo… y me lanzo a ello. Sigo tu consejo. Por eso te pido que hagas un maravilloso prólogo. En él puedes contar tu propia experiencia y relatar cómo tu fuerza de voluntad te impidió ser homosexual y, al mismo tiempo, se ha convertido en el verdadero catalizador para que un día dejes de ser un gilipollas. Estoy seguro que tus valores serán un ejemplo para los demás. Porque, tal como dice la portada de tu libro: “alguien que tú conoces necesita este libro”.

Àlex Ribes 

http://alexribes.wordpress.com/

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