Carta a la familia Parejo

salvados

Estimada, o no, familia Parejo:

Ayer vi el programa Salvados en el que Jordi Évole os concedió los 15 minutos de fama que reclamaba Andy Warhol. Supongo que el día después de su emisión habréis recibido cientos de felicitaciones por el juicio sumarísimo al que sometisteis a Oriol Junqueras. Eso sí, dejadme que yo, que ni tengo, ni voy a tener esos 15 minutos de fama, os haga mi humilde resumen del programa:

Que Jordi Évole insinúe con un gag del APM que TV3 adoctrina, teniendo en cuenta que algunos debates de la cadena que le paga tienen menos pluralidad que el Ku Klux Klan debatiendo sobre SOS Racisme, me parece poco serio en un periodista de su nivel.

Que aseguréis vosotros que TV3 adoctrina, cuando estoy seguro que el tanto por ciento de vuestro tiempo que dedicáis a mirarla debe ser similar al que dedicáis a mirar la televisión de Azerbaiyán, no resulta creíble.

Que os sigáis abrazando a tópicos relacionados con la inmersión lingüística cuando lo más cerca que habéis estado de una escuela catalana es una portada torticera de Marhuenda, me provoca una cierta hilaridad.

Que a las alturas de la película no entendáis las diferencias entre independentistas y nacionalistas, no es culpa del guionista, sino de los espectadores que llevan años sin enterarse del argumento.

Que todavía sigáis creyendo que los JJOO de Barcelona se realizaron sólo gracias a las inversiones del estado español, cuando vosotros tuvisteis a cambio el “ultranecesario”AVE Madrid-Sevilla y la “superinternacionalmentemegaconocidayrecordada” EXPO, me provoca algo parecido a la indignación.

Que os planteéis el boicot a los productos catalanes después de la independencia porque ya no serán españoles y porque hay que potenciar la economía nacional, cuando me apuesto mi DNI a que tenéis vehículos, televisores, ordenadores, relojes y decenas de productos fabricados en el extranjero, no es demagogia, es simplemente surrealista.

Y, sobre todo, que os delate el subconsciente diciendo que “dejamos a la mujer con siete niños”, para acto seguido preguntar ¿y ahora quién mantiene a los siete niños?, es de juzgado de guardia. Vosotros. Los mantenéis vosotros. O, en su defecto, los mantendrá la Unión Europea con sus subvenciones. ¡Gracias, Freud!

Por cierto, quiero hacer un pequeño homenaje a la matriarca de la familia. Un consejo: escuchad la voz de la experiencia.

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