Estimado, o no, Monago:
Soy un Playmobil. No sólo eso. Soy un Playmobil catalán. Espera, no te vayas todavía. Soy un Playmobil catalán independentista. ¿Qué? ¿Cómo se te ha quedado ese cuerpo serrano que tienes? ¿Y tus “cuyong”? ¿Bien?
En fin, Monaguito. Te escribo cuando aún no me he podido quitar la indignación de encima. En tu cruzada anticatalana ahora les ha tocado a las embajadas de los Playmobil. ¿Pero qué te hemos hecho? ¿Tú nos has mirado con atención? Fíjate en nuestros brazos. ¡No los podemos doblar! ¡Si ni siquiera te podemos hacer un corte de mangas como te mereces! Piensa en lo miserable que es nuestra vida. Bajarnos la bragueta es un suplicio para nosotros. Estoy seguro que eres más rápido tú haciendo chistes ingeniosos, de esos con los que te partes la caja torácica de la risa. Además, tampoco podemos cerrar las manos, lo que nos incapacita para abrir sobres y, en consecuencia, para militar en tu partido.
Si es que la vida de un Playmobil es muy miserable. Te pido misericordia ante tu poder infinito como presidente de Extremadura. Porque resulta impresionante el poder de convocatoria que tienes. Estoy seguro que serías capaz de montar una Vía Extremeña que recorriera todas las autovías gratuitas de tu comunidad, en menos tiempo del que se tarda en hacer un discurso demagógico y xenófobo. Y es que toda la prensa extranjera habla de ti. Financial Times, Wall Street Journal, Le Monde, Corriere della sera, todos hablan del milagro extremeño y de su líder carismático y universal. En poco tiempo te harás acreedor del Nobel de Economía. Bueno… con una balanza fiscal positiva del más del 15% del PIB parece fácil bajar impuestos, ¿no? Eh, pero eso no se lo digas a nadie porque quizá ya no parecerás el megagurú de la economía mundial que todos los corresponsales extranjeros reclaman para pedir entrevistas.
Sin embargo, déjame que vuelva al tema. Lo que tú llamas embajadas, no lo son. Eso sí, ten paciencia porque en poco tiempo podrás llamarlas embajadas sin hacer el ridículo. Tú sigue apagando fuegos con fuego y ya verás cómo después nos echarás de menos. Es bastante probable que sin la xenofobia anticatalana no tendrás más remedio que hablar del paro en tu comunidad, de la falta de industria, de la despoblación, de la extremada dependencia de los Fondos Europeos (Fondos Feder, Fondo Social Europeo o Iniciativa Europea sobre Empleo Juvenil, por poner algún ejemplo). En fin, regreso a mi mundo de Playmobil. Buscaré al Playmobil subvencionado para ver si tiene tu cara.
Jo crec que al MONAGO aquest el que li sobra es la A del cognom … amb perdo